Siempre insistimos en la necesidad de ser nosotros mismos quienes nos preocupemos de nuestra salud dental. Si mantenemos algunas precauciones aparte de una correcta limpieza de nuestra boca, podemos mantener al margen los problemas que puedan surgir. Es recomendable cepillarse los dientes después de cada comida durante un periodo aproximado de tres minutos, utilizar hilo dental y aparte, aportar los beneficios que pueda procurarnos un buen enjuague bucal.
Aparte, recordemos la importancia de acudir periódicamente a la revisión. En condiciones normales una vez al año, cuando existe riesgo a causa de algún síntoma o enfermedad, cada 6 meses o cada vez que se lo prescriba su dentista.
Las bacterias que se encuentran en la boca son las causantes del deterioro del esmalte y de la formación de la placa, aparte de las posibles dolencias que puedan tener nuestras encías, que pueden acabar perjudicando a nuestros dientes.
Uno de los aspectos que más influye es la ingesta de algunos alimentos especialmente perjudiciales si no se mantiene posteriormente una correcta limpieza. De sobra es conocido el efecto de los dulces sobre los mismos, no solo por el efecto del exceso de azúcar, sino que en ocasiones pueden producirnos roturas o mellas en nuestras piezas a causa de su dureza.
Pero ese azúcar no solo está presente en las llamadas chucherías. Los zumos, batidos y refrescos, generalmente contienen una concentración muy superior a la recomendada, lo que vuelve a poner en riesgo a nuestra boca.
Aparte de la creencia habitual con el exceso de azúcar debemos tener especial cuidado con otros alimentos como puede ser el tabaco, el café o el vino, que manchan nuestro esmalte; los frutos secos, que se adhieren a nuestros dientes con mucha facilidad, el pan de molde o las patatas fritas, que dado su alto contenido en almidón son los más indicados a producirnos placa. Sin olvidar el alcohol, que favorece la aparición de bacterias o los cítricos y vinagres, cuyo ácido nos deja desprevenidos ante las caries.
La pérdida de un diente representa una posible movilidad del resto de dientes, con lo que existe un desajuste tanto a nivel funcional como a nivel oclusal, por lo que la boca se deteriorará de una forma paulatina por tanto es aconsejable a reposición del diente y el implante dental puede que sea ahora mismo la forma más natural de reposicionar un diente perdido.
